Buscando tu ser en este mundo inservible he encontrado el anhelo de un abrazo en la mañana del domingo.
¿Tus besos? Un susurro de lo que fueron, amor mío.
Tus caricias, el reflejo de tu adiós, furtivo, como tus miradas a escondidas.
Mas el viento que mece mi pelo me trae retales de tu olor que se clavan e mi memoria como clavos ardientes sobre mi pecho.
Tú, mi vida, mi amada, ¿me has declarado tu amor de verdad? ¿Me has hecho hundirme en el más pegajoso de los fangos por poseer tu amor sin tenderme la mano para nada? Dime, ¿qué ocultas tras tu eterno deseo que me escondes tras tu máscara?